El primer trimestre del año fue positivo para la economía mexicana, pero los desafíos económicos mundial pesarían en el crecimiento del PIB el resto del año
Los países de América Latina y el mundo marcaron en 2021 un rebote económico grande tras los peores efectos generados por la crisis del Covid-19 en 2020. Cifras recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalaron que las economías de la región, en promedio, crecieron un 6,6% el año pasado.
Para el caso de México, el Producto Interno Bruto en términos reales el año pasado avanzó 5%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aunque los resultados del cuarto trimestre del año por poco y hacen entrar a la economía mexicana en recesión técnica, pues en ese trimestre la economía cayó 0,1% y en el tercer trimestre se había contraído un 0,4%.
Respecto al primer trimestre de 2022, el país mostró mejores resultados, en especial apalancados por la sólida demanda de Estados Unidos, pues México es uno de sus principales aliados de comercio exterior.
Entre enero y marzo, el PIB creció 1% con respecto al trimestre anterior y se expandió 1,8% en términos interanuales, siendo el sector de manufacturas y servicios el que encabezó la recuperación.
Las previsiones para el cierre de 2022
A inicios de mayo, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se aventuró a decir en público que la economía de su país crecería 2,5% en 2022, aunque esta proyección está muy por encima de lo que los analistas y los bancos ven en el panorama.
Por ejemplo, BBVA proyecta un PIB anual de 1,2% y Citibanamex un 1,3%, mientras que el Banco de México (Banxico) ubicó su última proyección pública en 1,72% al final del año.
Los escenarios menos favorables para un crecimiento económico “alto” se han moldeado por cuenta de la coyuntura macroeconómica mundial desprendida de la extendida guerra de Rusia en Ucrania, la alta inflación que atraviesan las grandes economías y también las latinoamericanas, así como los aires de recesión que ahora tocan la puerta en Estados Unidos.
En abril, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su pronóstico de crecimiento económico de 2,8% a 2,0% para México. En la misma línea la Cepal también ajustó su proyección y la pasó de 2,9% a 1,7%.
Y un poco más reciente, a inicios de junio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), también recortó su proyección de crecimiento a 1,9% para 2022 desde un pronóstico previo del 2,3%.
En el informe semestral de perspectivas económicas, la OCDE señaló que el PIB de 2023 podría acercarse a un 2,1%, también un recorte desde el 2,6% que había presentado en febrero.
¿México va mejor que otros países de Latam?
Un análisis presentado a inicios de julio por el economista jefe para América Latina de Goldman Sachs, Alberto Ramos, señaló que el resultado de la economía mexicana en abril de 2022 fue “sólido” y dejaría el crecimiento económico del país en un ritmo de 2,2% para el año completo.
Según las estimaciones, abril registró un ritmo de expansión más rápido en más de un año, lo que podría significar una recuperación que ahora tiene velocidad, pese a los escenarios económicos mundiales poco favorables y una posibilidad de reducción de demanda desde EE.UU., con una mayor inflación y mayores tasas de interés por parte de la FED.
México, según la nota de Goldman Sachs, creció en abril 1,1% en comparación con el mes anterior y un 1,3% en términos interanuales, impulsado por las empresas industriales y manufactureras.
Ramos destacó en la nota que la economía mexicana tiene aún “espacio para crecer” y que se esperan mejores resultados en los próximos trimestres, apoyados en la “firmeza de los términos de intercambio y una mayor normalización de la actividad”.
Las previsiones para América Latina
La región, por su parte, ha tenido diferentes proyecciones actualizadas para su crecimiento económico en 2022, pues a pesar de la alta inflación hay países que pueden jalonar su actividad.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó que el PIB de Latinoamérica crecería un 2,5% en 2022 en su revisión de abril, una ligera expansión desde el 2,4% previsto en enero. Mientras que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) rebajó en mayo su perspectiva de crecimiento regional al 2,1% en comparación con el 2,2% de enero, misma tendencia que siguió el Banco Mundial (BM), que en junio redujo su pronóstico al 2,5% este año, en contraste con el 2,6% previsto en enero.
Aún con estos pronósticos, los expertos aseguran que la región aún no se vería expuesta a un ambiente de recesión económica como se plantea en EE.UU., aunque sí habrá desaceleración en la mayoría de países y esto causará que el inicio de 2023 sea lento para las principales economías de la región.