Aunque es un pilar de la economía mexicana, el sector automotor hasta ahora ve señales de recuperación tras la pandemia y la crisis de semiconductores

La industria automotriz es, literalmente, el motor principal de la economía mexicana. Tan solo en 2021 logró exportaciones por US$139.842 millones de un total de US$494.224 millones que vendió el país en el comercio exterior, siendo el sector con las mejores cifras registradas en el año, en medio de una desaceleración en las ventas y la crisis de microchips que persiste a nivel global.

En el país, esta industria está dividida en diferentes ramas de actividad: la fabricación de automóviles y camiones; fabricación de carrocerías y remolques; fabricación de partes para vehículos automotores y fabricación de otros equipos de transporte. En conjunto, el sector representó el 28% de las exportaciones mexicanas en 2021, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Este sector genera casi el 4% del Producto Interno Bruto y el 18,3% del PIB manufacturero. Crea alrededor de dos millones de empleos directos y cinco millones en total, si se cuentan empleos derivados como el mantenimiento de vehículos y otras ramas, según la Industria Nacional de Autopartes (INA).

Aun con los buenos resultados y el alto ingreso de divisas que genera para el país, el sector automotor ha tenido que sortear diferentes escenarios en los últimos dos años, partiendo por el ‘shock’ económico que creó la pandemia del Covid-19 desde marzo de 2020, atravesando la lenta demanda de este tipo de bienes en los meses siguiente, y permeándose de los problemas en la cadena de suministros y la crisis de fabricación de semiconductores a nivel mundial.

Estos factores, que también atraviesan otras economías latinoamericanas, hicieron que la venta de vehículos nuevos en México tuviera cifras negativas entre septiembre de 2021 hasta abril de 2022.

Solo en mayo y en junio la venta de vehículos nuevos repuntó en el país y logró mejores cifras que esos mismos meses del año anterior. En el quinto mes del año los concesionarios vendieron 91.215 unidades frente a las 86.710 del mismo mes; y en junio se vendieron 90.368 unidades frente a las 88.688 del sexto mes del año anterior.

Pese al repunte, junio representó una desaceleración frente a mayo en la venta de vehículos ligeros, aunque sin duda es un mejor síntoma para la economía mexicana. En este mes Nissan fue la compañía que más vehículos vendió (16,9%), después aparece General Motors en el listado (14,7%), seguido de Volkswagen (11,4%), Toyota (9,7%) y Kia (8,6%).

Con estos resultados, en el primer semestre de este año las automotrices del país han vendido ya 518.424 automóviles nuevos, aunque sigue por debajo del total del primer semestre del 2021, cuando el total llegó a los 520.524. Este también es un acumulado menor que las ventas registradas en el primer semestre de 2019 que fue de 640.622 vehículos nuevos, es decir, 122.198 unidades menos, lo que significa una caída del 23,5%.

Además, las exportaciones del mercado mexicano de vehículos no han logrado los niveles vendidos en la prepandemia, pues en 2018 y 2019 fueron más altos los resultados, siendo de US$142.2 millones y US$147,8 millones respectivamente.

Los efectos de la inflación

El aumento de los precios ha sido uno de los principales temores de los países latinoamericanos en 2022. Lo fue en enero, cuando se preveía que la reactivación económica global tras la pandemia impactaría los precios, pero se recrudeció a finales de febrero cuando la invasión de Rusia a Ucrania se hizo realidad, pues estos se presionaron aún más, en especial los de la energía y los alimentos.

Este aspecto es fundamental para explicar la desaceleración en las ventas de vehículos en el país, pues la capacidad de gasto se ve reducida y el dinero en circulación en las economías es menor, pues los bancos centrales han subido sus tipos de interés.

Hasta junio, la inflación en México llegó hasta 7,88% en la primera quincena y tras su última reunión el día 23 de ese mismo mes, el Banco de México (Banxico) aplicó un alza histórica de 75 puntos básicos en su tasa de interés y esta se ubicó en 7,75%.

El aumento de los precios ha impactado directamente en los combustibles y los fletes para el transporte de mercancías a nivel internacional, principalmente en los puertos, razón por la que la llegada de materias primas y autopartes al país se traduce, de manera indirecta, a los precios finales.

Crisis de chips y aumento de precio de los vehículos

Como si fuera poco, la industria automotriz ha sufrido dos años complicados en uno de sus insumos fundamentales: los semiconductores. Los microchips han dejado de llegar a tiempo y en las cantidades necesarias a las ensambladoras y por ende las fábricas han detenido parte de sus líneas de producción y han retrasado la entrega de vehículos nuevos hasta por seis meses a los usuarios, una situación agravada por la guerra en Ucrania.

Esta crisis ha llevado a que las estimaciones de venta de vehículos en 2022 se hayan reducido, no solo en México sino también en Estados Unidos y otros países de la región, pero además, ha causado que los precios de los automóviles usados también haya tenido un repunte por la falta de disponibilidad de unidades nuevas.

Esta alta demanda por los vehículos seminuevos impulsó el precio de estos un 25% si se comparan los precios promedio entre marzo de 2021 y marzo de 2022, según cifras de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (ANDA). La misma situación se presentó en Chile y en Colombia, en donde los usados aumentaron un 50% y un 24% respectivamente en el último año ante la baja disponibilidad de los cero kilómetros.

Las firmas y los expertos vinculados al sector aseguran que el flujo de semiconductores se estabilizará a mitad de 2023, mientras que la escasez de vehículos nuevos en los mercados podría perdurar hasta finales de ese mismo año.